domingo, 19 de mayo de 2013

CHRONICLE

                                                   
Título hispanoamericano: Sin Cura.

Año: 2012

Director: Josh Trank

Género: Angustia adolescente nietzscheniana superheroica con un protagonista especial / Stoner Movie

J. y M. aman esta película con pasión y sin compasión.

Andrew es un joven muchacho de una familia maltratadora y desestructurada con la enfermiza obsesión de grabar el mundo que lo rodea, incluidas jóvenes (y no tan jóvenes) vecinas que imprudentemente dejan las persianas abiertas: ésta es una faceta que sólo se insinúa sutilmente en la frase "Papá, ¿se clasificó el equipo local en la competición deportiva?" (¡¡¡Vaya unas indirectas!!!)

Durante una fiesta (que no tiene absolutamente nada que ver con Project X) unos jóvenes étnicamente divergentes encuentran una especie de meteorito de carácter desconocido de propiedades espirituales que les confiere poderes telequinéticos y de adivinación de los resultados de las ligas mayores y menores con un, quizás, excesivo interés en las ligas infantiles, además de un bienestar y autestima nunca vistos en jóvenes con ancestros tan separados.

Pero, al igual que pasa con la observación de miembros de la comunidad de vecinos del género femenino, el asunto se les va fácilmente de las manos y uno de ellos muere (imaginen ustedes la raza), lo que, junto a los maltratos paternos, sumen a Andrew en una depresión sin cura que le hace adoptar un uso inmoral (al menos para el mundo occidental contemporáneo) de sus poderes que le hacen sentir superior al resto, incluso superior a los otros superhombres y a los arios pueblos indoeuropeos.

Para saber la conclusión de este divertido filme sobre controlar los poderes y perder la virginidad antes de la universidad dirigido por el novel Josh Trank, que recibió el premio de la Academia Sueca por su disertaciones en el campo de los cultivos radioactivos a nivel macroscópico y escrita por Max Landis, que podría o podría no tener relación con el célebre director de clásicos de la comedia de los 80, tendréis que verla.

J. estuvo toda la película preguntándose si la acción se desarrollaba en Seattle o en Toronto, ya que ningún personaje pregunta en ningún momento por la situación de su selección nacional en el mundial celebrado ese mismo año y no hay ninguna bandera que sirva de ayuda porque son todos unos rojos de mierda.

M. se asombra de la cantidad de zases que se sueltan el la obra. Le parece la dignificación definitiva del voiyeur que llevábamos esperando tanto tiempo.

Conclusión: Supuestos adolescentes hablándonos de sus movidas y aburriendo al personal, ¿a qué vienen esos movimientos rápidos y mareantes de cámara dignos del peor videoclip, tronco? Bueno, aquí acaba mi crónica de esta pésima película 8/10

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